sábado, 26 de abril de 2008

FRANCISCO IBÁÑEZ EN EL SALÓN DEL CÓMIC DE BARCELONA, 2008


Para aquellas personas que se preguntaran (iluso de mí) por qué no hubo ningún tema en el blog la semana pasada, informo que estuve de gira por el Salón del Cómic de Barcelona, donde tuve la oportunidad de conocer en persona (por fin) a Francisco Ibáñez, tema central de este blog, así como a muchas otras personas.

De entre ellas, quiero destacar a Mortadelón, Wayne Cambell, Kaximpo, Latro, Oscar+AB, que me acompañaron en buena parte de mi periplo catalán y a los que, he de añadir, fue un placer conocer en persona (todas sus magníficas páginas webs, foros y blogs los verá, querido lector, a su derecha).

Entre los personajes famosos, tuve el honor de hablar con el gran Quino (padre de Mafalda), Ramis (Alfalfo Romeo, Sporty), Cera (Pafman) y, especialmente, Francisco Ibáñez. Por temáticas blogeras me centraré en este último, a cuyo encuentro pudimos asistir el mismo sábado a las once y media de la mañana. Vino Ibáñez presentado por Antonio Guiral, autor de Cuando los cómics se llamaban tebeos y Los tebeos de nuestra infancia, así como de El gran libro de Mortadelo y Filemón, ya reseñado en este blog en el mes de enero y también dedicado por Ibáñez gracias a Migsoto. Precisamente, en un encuentro ya privado con Guiral, destacó la labor de Miguel Fernández Soto en cuanto a investigaciones mortadeleras, y calificó a nuestro amigo de “monstruo” de la sapiencia sobre Ibáñez.

Pero volvamos con este último. En el encuentro, el papá de Rompetechos se mostró, como de costumbre, risueño, jocoso, derrochando buen humor y recurriendo a viejas anécdotas (como la del quiosquero que le subía los cómics a casa cuando era pequeño); así como a chascarrillos varios (la hora canaria que pone para seguir trabajando, etc.).
Ibáñez contó su pelotera con Rafael González, quien le hizo copiar viñetas del mercado franco-belga para obras como El sulfato atómico (1969), alegando que si no lo hacía él “lo haría otro”; habló también de las ya conocidas cabezas recortadas de Valor…¡Y al toro! (1970), de cómo un empleado de Editorial Bruguera dejó de hablarle al verse reflejado en Rompetechos (de acuerdo con el libro de Miguel Fernández Soto, se trata de Ernesto Pérez Mas), a la vez que se refirió a compañeros como “el gran Vázquez” o José Escobar, del que habló con suma ternura y contó entrañables anécdotas. Más sorprendente fue su mención a Casanyes (motivada por una pregunta aguda de un miembro del público), del que dijo que lo superaba en los dibujos, pero que flojeaba en los guiones. Del mismo modo, confesó haber aceptado con humor la parodia erótico-festiva que este autor le dedicó en El Jueves. Además, Ibáñez comentó que las paredes de su estudio están adornadas con dibujos de sus antiguos camaradas de fatigas, a los que dijo extrañar mucho.


Más próximo en el tiempo, se jactó de haber conseguido resucitar a Rompetechos en la colección Top Cómic Mortadelo y afirmó que se encuentra trabajando en las próximas olimpiadas de Pekín, aunque su labor fue interrumpida por un nuevo álbum sobre el dos de mayo, del que avanzó los cameos de Pepe Gotera y Otilio, Rompetechos y el príncipe Carlos de Inglaterra. Una vez terminado este álbum, retomó la aventura olímpica que espera terminar a tiempo.

Cuando el público tuvo la oportunidad de formular preguntas, aproveché la ocasión para darle las gracias por toda la alegría que nos había dado a sus fans, a lo que él respondió que las gracias nos las debía dar a nosotros. Aunque intenté que se mojara a la hora de elegir un álbum favorito de los muchos que ha publicado, Ibáñez sostuvo que para él todos son iguales y que, cuando no sabe qué incluir en una historieta, realiza una autotransfusión , esto es, coge algún álbum antiguo de los que tiene detrás de la silla y recopila viejos gags que puedan funcionar bien en ese momento.

Acabado este encuentro, en el que Ibáñez se mostró atento, paciente y un poco despistado en cuanto a nombres propios (le costaba acordarse de los títulos de sus álbumes, del nombre del autor de Superlópez y de su propio maestro de ceremonias, Guiral), pude acercarme a entregarle una nota que había escrito ex profeso, y que el autor agradeció cortésmente.

Por la tarde, tras tres largas horas de cola, alrededor de las 18.30 tuve la fortuna de ser atendido por don Francisco Ibáñez nuevamente, de modo que conseguí su tercer dibujo dedicado, esta vez del álbum conmemorativo del 50º Aniversario de sus personajes: ¡Y van cincuenta tacos! (2007) (reseñado en este blog en diciembre de 2007). A pesar de la extensa fila de personas que agobiaban al dibujante catalán, éste se mostró sumamente atento, y no se limitó a hacer un dibujo a cada uno de nosotros, sino que también intercambió unas palabras con cada fan.






Me comentó que había estado en mi ciudad, Córdoba, hacía no muchos días y, al comentarle la devoción de muchos de mis alumnos ante su obra, en detrimento de los clásicos españoles, me dijo que les recomendara Mortadelo de la Mancha (2004), que, además, “es una lección de castellano antiguo”. Por último, quise regalarle a don Francisco Ibáñez el último fanzine de Ediciones Cúbicas, Fanzipote 15, en el que se incluye una historieta de Toni Contreras, uno de mis personajes. Ibáñez agradeció efusivamente el regalo y dedicó un rato a hojear la revistilla, señalando que pronto lo pondríamos en “la puñetera calle”. Finalizado el encuentro, nos estrechamos efusivamente la mano y di paso a los cientos de personas que formaban fila tras de mí.
No cabe duda de que haber conocido a Ibáñez en el cincuentenario de sus personajes estrella era el objetivo de mi viaje a Barcelona, y que el cumplimiento de dicho objetivo me llenó de felicidad, dada la amabilidad, simpatía y cordialidad que mi gran ídolo derrochó en tal encuentro. No obstante, no sería justo despedir esta entrada sin agradecer también la atención de Quino, así como la cordialidad de Ramis y Cera, con los que mantuve un par de breves pero interesantes conversaciones (algunas relativas a la trastienda de Mortadelo) y que, además, me dedicaron estos dibujos, que agradezco enormemente.




Por último, déjenme dar las gracias también a todos los compañeros foreros y blogeros ya citados, cuyo encuentro ha constituido una de las grandes bazas de un fin de semana inolvidable.

sábado, 12 de abril de 2008

FRANCISCO IBÁÑEZ Y YO



- Hola, ¿está Francisco Ibáñez?


-Sí, soy yo.




Por fin había conseguido, tras dos días hablando con una señora, que el gran Francisco Ibáñez se pusiera al teléfono conmigo, un chavalillo de (entonces) quince años que había pedido como regalo de cumpleaños que se le permitiera una llamada telefónica a Barcelona (cuando las compañías todavía no rivalizaban con "super-ofertas-descuento") .


Su torrente de voz me sorprendió. Afortunadamente, pocos días antes lo había oído hablar por televisión, y el efecto shock fue menor. La voz sonaba jovial, desenfadada.




- Mira...soy un chico de Córdoba que te admira mucho. Tengo todos tus cómics...


-¡Hombre, qué bien! Porque ni yo sé cuántos tengo, porque me los han publicado todos aquí, no sé si tengo 120, 260...jajajaja.


- ¿Sabes? Yo también dibujo.


- ¡Hombre, somos colegas! Jajajaa


-Tengo un personaje que se llama "La niña Alpargata".


- ¡Qué gracioso! Jajajajaja


-Y me lo van a publicar en unos meses en una editorial joven de aquí.


-¡Hombre, pues qué bien! Porque eso ya es difícil, ¿eh? Eso ya es un triunfo. Porque hoy en día publicar cómic es muy difícil. Antes había que si una revistita por aquí, por allá, el Suplemento de el País...Pero ahora ya no hay nada. Es un triunfo. Puedes estar muy orgulloso de eso. Eso ya es un triunfo.


- Hace tiempo te escribí una carta...


-Sí, aquí llegan cientos de cartas, miles y miles. Cualquier día cojo un carro con cartas me voy al monte y...(aquí no se entendía lo que decía)Jajajajaja. Es mejor que me las mandes a la editorial. Allí me las clasifican, me lo ordenan todo, me las dejan listas.


- Y dime,¿ en cuántos países se ha publicado Mortadelo y Filemón?


- Uff..la tira, la tira, jajaja. En toda Europa, Alemania sobre todo, los países bajos, Francia, Italia, en toda Sudamérica. La tira, la tira, jajaja.


- ¿Y cuántas páginas haces por semana?


-Ya menos, ya menos. Antes hacía una barbaridad. Hasta 20 por semana, pero ya estoy muy viejo, ya menos. Es horroroso, todos los personajitos, con sus manos llenas de dedos, que te vuelves loco haciendo dedos, dedos y más dedos, jajaja.


-Bueno, ¿dónde te puedo escribir para tener un autógrafo tuyo?


- A la editorial (Me dio la dirección). ¿De dónde dijiste que eras?


-De Córdoba.


-Bueno, pues yo diré que me aparten las cartas que vengan de Córdoba.


-Bueno, no te molesto más...


-No, hombre, molestia ninguna, ninguna.


-Pues eso, que muchas gracias por atenderme, te felicito por tu trabajo.


-Nada, hombre, de nada. Un abrazo. Y sigue dibujando, que la cosa está muy mal, que hay que levantar el kiosco. Muchos abrazos.


-Muchas gracias, adiós.


- Adiós, muchos abrazos.




Y así fue como Francisco Ibáñez me hizo vivir uno de los momentos más felices de mi vida, hace ya más de diez años. Una batallita que, cual abuelo Cebolleta, no me canso de contar. Puede que hoy parezca todo muy ingenuo, pero tal vez deba de ser así.


Por mi parte, siempre recordaré con cariño la amabilidad con la que el autor de cómics más vendido en España y Alemania atendió al niño que fui y, a ratos, sigo siendo.


Genio y figura.


Postdata: Sí, unos meses después recibí un dibujo dedicado del maestro que, por supuesto, ostenta un lugar de honor en mi habitación.

sábado, 5 de abril de 2008

CARPANTA Y OTILIO

Una de las múltiples propuestas didácticas de Don Minervo, maestro de los inolvidables Zipi y Zape, de Escobar, desencadena la respuesta que dará ocasión a la presente entrada: las divergencias alimenticias entre Carpanta y Otilio.






Los personajes más hambrientos de la historieta española nacieron con más de veinte años de diferencia (Carpanta, en 1945; Otilio, en 1966), a lo que hay que sumarle la personalidad de sus respectivos autores a la hora de justificar sus diferencias sustanciales.


Así, Carpanta, de Escobar, vio sus primeras luces en medio de una oscura posguerra, destinado a ser el fiel reflejo de una generación de ilusiones rotas y hambre de pan y de justicia. Otilio, sin embargo, nació en pleno desarrollismo, en la España de los 60, con una vocación muy distinta. El ayudante de Pepe Gotera no es, por otra parte, sino una actualización de Pepe, el segundo de Don Noé en Ande y ríase usted con el Arca de Noé, del mismo Ibáñez.


Mientras que el personaje de Escobar tenía un marcado carácter de denuncia, el chapuzas de Ibáñez se limita a mostrar la jocosa hambruna permanente de un "currito" cualquiera. Así, si Carpanta tiene hambre porque nunca come, Otilio la tiene porque nunca se sacia.


Lo que para Escobar es reflexión profunda y expresión de las propias ideas, para Ibáñez es motivo de gags visuales, impactantes e inocuos a partes iguales. Lo que para Escobar es ocasión de crítica social (a punto estuvo esta creación suya de ser eliminada por la censura), para Ibáñez es pasto de surrealismo hiperbólico.Escobar, hombre reflexivo en cuanto a su propio trabajo y a la historieta en general, aprecia esta diferencia y la refleja jocosamente en las viñetas precedentes.


Con respecto a este tema, podemos decir, como ha ocurrido en otras ocasiones, Escobar vuelve a vencer a Ibáñez en profundidad de pensamiento e intenciones, mientras que Ibáñez se lleva el gato al agua en cuanto a comicidad se refiere.


A modo de curiosidad, dejamos a los lectores dos curiosidades cruzadas: un Carpanta hecho por Ibáñez y un Otilio dibujado por Escobar, ambos en los años 60.




Completan el anecdotario los múltiples dibujos con Carpanta que Ibáñez realizó para la inolvidable colección SUPER HUMOR, del que presentamos una muestra, a modo de botón: