miércoles, 20 de abril de 2011

29 SALÓN DEL CÓMIC DE BARCELONA (2011)




Como viene siendo habitual, Corra, jefe, Corra se enorgullece al presentar la crónica del periplo que hicimos por el Salón del Cómic de Barcelona, en esta su 29ª edición.


En esta ocasión, tuve la oportunidad de viajar hasta allí con Marcos (el Viejo), Shaggy y Fernando. Aunque llegamos a la ciudad condal el viernes, no fue hasta el sábado que visitamos el Salón, donde acudimos a la primera de las citas con nuestros autores: la firma de Jan. Allí, el padre de Superlópez me obsequió con un dibujo de su criatura más famosa, realizado a lápiz, lo que me pudo permitir contemplar nuevamente el envidiable trazo de este gran artista. A su lado estaba Manuel de Cos, el editor, con el que siempre es agradable conversar.











Por la tarde, acudimos, casi como quien acude a un ritual, a la cola de firmas de Francisco Ibáñez, tan poblada como siempre. Estando en la fila, el señor De Cos ya nos dio una alegría al decirnos que Ibáñez le había comentado acerca del grupo de Córdoba que nunca fallaba.






Uno de los momentos más emocionantes para mí fue cuando el mismo Ibáñez me reconoció, "si hasta tengo fotos tuyas en casa", bromeó. Cuando lo felicité por su reciente 75 cumpleaños me comentó con su ironía habitual que al llegar a cierta edad en lugar de felicitar hay que dar el pésame, "lo siento, hijo, lo siento". Además de un par de Mortadelos para mí y para otros, le pedí una señorita Ofelia.









Al preguntarle cuál de los secundarios le gustaba más, si el Bacterio o la oronda secretaria, me comentó que "los dos, los dos", ya que ambos generan toneladas de gags, que es de lo que se trata. Entre las ventajas de Ofelia, subrayó el volumen del personaje, que le permite "rellenar media viñeta". Esto le permitió evocar aquellos tiempos en que los dirigentes internacionales estaban entraditos en carnes, como era el caso de los presidentes alemán y ruso, los cuales presentaban la misma ventaja que Ofelia a la hora de ocupar espacio.

















Hoy en día, lamentó, no ocurre eso. Y si el sucesor de Zapatero es Rubalcaba, estamos en las mismas. Ibáñez se despidió con su efusividad habitual y me emplazó a vernos en Madrid "dentro de cuatro días", concretamente el 29 de mayo. Me pidió que llevara la "zamarra a rayas", que si no, no me conocería, en alusión a la vestimenta que llevaba la última vez que nos vimos, precisamente en Córdoba.










La cola, tan concurrida como siempre, incluía la presencia de un bebé de apenas cuatro o cinco meses, cuyos padres llevaron al maestro, quien lo cogió en brazos, momento que fue filmado para TVE, emisora que recogió la opinión que sobre el maestro tenía tanto el amigo Mortadelón como yo mismo. Como viene siendo habitual- no es la primera vez que lo veo- la periodista de televisión, una vez concluido su trabajo, le pidió a Ibáñez una dedicatoria, que firmó con gusto.
















Al día siguiente acudimos a otra firma clásica, la de Cera y Ramis (quien se acordaba, casi, de mi nombre). Como siempre, estuvieron atentos y dedicados con los fans, y la cola de firmas duró las dos horas previstas, lo que demuestra que estos autores se encuentra más que vigentes y que existe un público fiel dispuesto a comprar lo que nuestros queridos dibujantes saquen al mercado.









Con Ramis surgió el tema de la Guías para la vida de Mortadelo, cuya realización corre a su cargo. El autor señaló que los foreros varios no siempre tratan bien estas obras, algo que comprende, desde el punto de vista de los "puristas". Sin embargo, comercialmente funcionan de maravilla. A mi pregunta de cómo planteaba el guion de estas guías, comentó que partía primero del material gráfico de que disponía, para posteriormente elaborar los chistes, el guion. En cuanto a las ilustraciones realizadas expresamente por Ibáñez, apunta Ramis que parten de un guion que él le manda ex profeso.












Hablamos también de sus propias obras, entre las que yo siempre destaco al gran Alfalfo Romeo, probablemente lo mejor que haya salido de manos de Juan Carlos Ramis. Él mismo se divertía recordando algunos de los "novios" que el padre de Julieta buscaba para su hija en dicha serie. Al mismo tiempo, Ramis compartió con nosotros una reflexión acerca de su profesión, de la caída de las revistas semanales y de cómo ha cambiado el mercado durante estos años, llegando a plantearnos si tendrían cabida en los quioscos de hoy revistas juveniles como las de antaño.









Otro autor que no falló fue el gran Cera, quien a mi pregunta acerca del futuro de Pafman respondió que no sabe qué va a pasar con el personaje- algo que lleva años diciendo, aunque, afortunadamente, sigue resistiendo con nuevas aventuras-. Ya que le pedí a Ramis que me hiciera un Zipi, a Cera le tocó Zape, aunque me sorprendió que no recordara si era el rubio o el moreno, teniendo en cuenta que la serie estuvo en sus manos durante un periodo de tiempo.













Cera contestó con sencillez a las preguntas sobre su obra. Cuando un compañero le preguntó de qué iría la próxima historia, el autor reconoció que el argumento es lo de menos, y que lo que importa son los chistes, los gags. Al terminar la sesión de firmas, Ramis y Cera accedieron a hacerse con los miembros del Foro de la TIA la tradicional foto de todos los años.













Una persona fundamental en estos actos, que estuvo en todo momento mimando a sus autores fue el editor, el citado Manuel de Cos. De Cos compartió con nosotros algunas palabras, en las que reiteró su admiración por Ibáñez, creador al que calificó de "irrepetible", a la altura de Goscinny o Uderzo. Irrepetible por varios motivos, añadía De Cos: por su genialidad, por su capacidad de trabajo y por haber coincidido con la época de oro del tebeo español. Por suerte, y como "no lo dejan" jubilarse, tenemos Ibáñez para rato, tanto en el dibujo como en los guiones. En este último aspecto, nos aclaró que la editorial no le da ninguna directriz y que los guiones son 100% Ibáñez.










Manuel de Cos aludió también a otros autores punteros de la casa, como el inefable Vázquez, cuyas obras clasificó en dos grupos: "las buenas y las buenísimas". Igualmente, Escobar suscitó la admiración del editor, quien recordó su capacidad de trabajo y su extraordinaria conexión con el público, lo que permite que sus obras se reediten una y otra vez.














Además de estos encuentros personales con los autores, hemos de destacar la presentación de la película de El capitán Trueno, que contó con la presencia sorpresa (para mí) de Víctor Mora, al que fue un gusto ver. Entre el público, justo a nuestro lado, se encontraba su encantadora esposa, Armonía Rodríguez, con las que pudimos compartir unas palabras que demostraron su enorme lucidez, su inteligencia y una concepción de la igualdad entre hombres y mujeres a prueba de demagogos y demagogas.













Otro momento comiquero fue la presentación del documental Histories de Bruguera, que me permitió conocer a algunos nombres claves de la historia de la editorial, así como a varios trabajadores... Aunque de eso ya hablaremos en otro momento.









Indispensable es hablar de los siempre gratos encuentros con miembros del Foro de la TIA y de blogs varios, con los que siempre es bonito reencontrarse. Es imposible nombrarlos a todos, pero imperdonable no recordar a algunos de ellos como Kaximpo, Señor Ogro, Omen 666, UPL, Hergest (y señora), Wayne Campbell, Candela, Magin, Hediondo, Luis, Zorro Aullador, Pirluit, Mortadelón, Gambito, Taradete, Barrufet y mi admirado Migsoto.




A todos ellos y a los que no he nombrado, así como a los que no pudieron estar, les mando desde aquí un abrazo, con el deseo de volver a verlos pronto.






Y a todos ustedes, lectores, otro igual de gordo. Espero que hayan disfrutado con esta crónica tanto como yo escribiéndola.









Saludos.
















domingo, 10 de abril de 2011

FALLECE NENÉ- ESTIVILL

Estimados lectores, como seguramente ya sabrán a estas alturas, el pasado miércoles seis de abril falleció otro grande de la Editorial Bruguera: Nené Estivill (Pontevedra, 1926).

Así firmaba Alejandro Santamaría Estivill, un autor no siempre recordado por los estudiosos del noveno arte patrio pero que consiguió, sobre todo a través de sus dos creaciones más populares, entrar en la memoria colectiva de millones de lectores durante generaciones.




Son muchos los que todavía recordamos a La Terrible Fifí, que nació precismente en 1958, mismo año en que vieron la luz los personajes centrales de nuestro blog, Mortadelo y Filemón.


Sin embargo, su criatura más conocida es Agamenón, ese simpático joven "de pueblo" (pero de pueblo a la antigua, no se crean), al que su abuelita siempre le aplicaba una frase que todavía hoy es repetida por lectores de distintas generaciones: "Igualico, igualico, que el defunto de su agüelico".




Se trata de uno de esos escasos latiguillos de Bruguera que pasaron al lenguaje popular, lo cual es síntoma del indudable calado social de esta serie de Estivill.




Como hemos dicho, y quitando las obras especializadas de los eruditos, no es sencillo encontrar documentación acerca de este artesano de inconfundible trazo. Tampoco, y por seguir con la temática del blog, hemos encontrado declaraciones de Ibáñez referidas a este compañero de trabajo.




Sin embargo, no es difícil deducir que Estivill y sobre todo Agamenón era uno de los favoritos de Ibáñez. No solamente porque ambos cultiven un humor contundente, directo, efectivo...ni porque desarrollen arquetipos comunes (los niños terribles, los recios mozos de campo)... Es suficiente con ver las ilustraciones "corales" en las que Ibáñez incluía a diferentes personajes de Bruguera. En ellas, Agamenón ocupa siempre un papel preponderante y no se limita a hacer de figurante (pueden comprobarlo en el más reciente post de El rincón de Mortadelón).




Antes bien, Ibáñez dedica al personaje de Estivill siempre algún gag referido a su fuerza bruta, su corpulencia o su número de pie (un 54, según el padre de Mortadelo), probablemente debido a que, como decimos, ambos autores coincidían en determinadas constantes humorísticas.




Como prueba de esta admiración, aportamos la inclusión de Agamenón por parte de Ibáñez en un peculiar Hall of Fame en el que destacan algunos de los grandes personajes de la casa, obra de Escobar, Raf, Vázquez y el propio Ibáñez.




Sirva esta entrada y su recordatorio como un merecido homenaje a su creador, Nené Estivill.

domingo, 3 de abril de 2011

PERIPLO BRUGUERIANO POR BARCELONA II. ENTREVISTA A MACABICH

La persona que entraba en ese momento en el Bar Serra no era otra que Jordi Macabich, el dibujante cuyas caricaturas adornan el mítico establecimiento. Para los más despistados, recordaremos que este autor se encargó, entre otros dibujantes, de realizar historietas de El inspector Dan, a principios de los 50. Además de dibujante e ilustrador, fue fundador de la agencia Brandon Art, gracias a la cual muchos autores autóctonos pudieron abrir sus puertas al mercado extranjero, allí donde Macabich llevaba años poniendo sus miras.



Al verlo entrar, me presenté como un aficionado y estudioso de Bruguera y debo decir que el señor se deshizo en amabilidad. Le pregunté, obviamente, por los cuadros que pueblan las paredes del Serra, cuándo los hizo, por qué... La respuesta rompe con todo misticismo. Su amistad con el dueño del local lo llevó a hacerle el favor de "rellenar espejos". Sí, sí, esas obras de arte son consideradas por su autor como un mero "relleno de espejos". Y es que Macabich, como todos los de su generación, no se considera un artista. "No, no"- me decía.- "Esto son monigotes".




Dado el lugar donde nos hallábamos, era inevitable preguntar por los grandes dibujantes que por allí pasaron en las clásicas comidas de los viernes. Salieron a relucir algunos nombres. Recordó a José Escobar, a quien veía apenas una vez por semana y rememoró el último adiós que le dio en su entierro. A Jan, sin embargo, no lo conoció.




Manifestó con emotividad su admiración por Gin, de quien destacó su labor en la fundación de El Jueves. De Manuel Vázquez comentó que iba poco por el bar, que normalmente no se le encontraba en estas reuniones. Por supuesto, me corroboró que los sablazos que se le atribuyen eran ciertos...y hasta se quedaban cortos en ocasiones.


Desconcertantes fueron sus declaraciones acerca de Raf, a quien le unía una gran amistad: "Se autodesperdició", afirma Macabich. Destacó la habilidad de este dibujante, que podía hacer una página escasos minutos antes de empezar la partidita de lo que se terciase. Su rapidez solo era comparable, asegura, con su retentiva. Por lo visto, no era raro que Raf dijera algo del tipo: "¿Visteis anoche a tal o cual en televisión?"... Y con pocos trazos hiciera una caricatura idéntica del individuo en cuestión.




Evidentemente, un lugar muy especial en nuestra conversación lo tuvo Francisco Ibáñez, autor central de este blog. Le pregunté acerca de la presencia del padre de Mortadelo en el bar y me aseguró que Ibáñez dejó de ir a las reuniones hacía ya unos años porque tenía que producir y debía dedicarle más tiempo al trabajo. Destacó los contratos leoninos a los que se ha visto (y se ve) todavía sometido Ibáñez.


Para nuestro dibujante, opina Macabich, las vacaciones han consistido siempre en irse a su torre y seguir dibujando allí. Desde hace muchos años, Ibáñez comentaba en estas reuniones que pronto iba a dejar de dibujar a sus personajes, pero nuestro entrevistado afirma que llegó un momento en el que, por razones obvias, nadie se tomaba ya en serio esas palabras. Destacó también la calidad de Ibáñez como guionista y apreció su labor a la hora de cambiar el "chiste hinchado" de la Escuela Bruguera por la sucesión de gags que hoy bien conocemos.


Cuando le pregunté acerca de la inquina que la crítica oficial muestra hacia algunos aspectos de la obra de Ibáñez, Macabich cuestionó el trabajo de los críticos: "Cada dibujante es un mundo". En cuanto a la presencia de ayudantes, afirma que los han tenido "todos los que han dibujado mucho". Le apunté que uno de los "defectos" que la crítica achaca a la obra de Ibáñez es que el dibujante hubiera sacrificado la calidad a favor de la cantidad. La respuesta de Macabich me asombró, viniendo de un artista de su talla:


"La calidad no hace tanto al dibujante como la cantidad".


Le pedí que me explicara lo que acababa de decir y me respondió que, a fuerza de hacer páginas, el dibujante se va soltando en aspectos como la composición, los planos, el enfoque, el dominio del espacio...Una singular teoría que haría a los críticos tirarse del pelo.


Adjuntamos para completar esta crónica la caricatura que Macabich realizó al " Buen amigo Paco Ibáñez", y que pueden ver en las paredes del Bar Serra.



No queremos despedirnos sin destacar la actividad de un artista (aunque él diga que no) , que a sus más de 85 años, sigue trabajando, simplemente, porque ama su profesión. Les dejamos con esta frase de Macabich que, sin duda, les hará pensar:


"Si todo el mundo trabajara en lo que le gusta, el mundo sería la hostia".


Grande, Maestro.